Situada junto a la desembocadura del Guadalquivir, es una ciudad privilegiada con un rico patrimonio cultural y monumental al ubicarse en la ruta comercial hacia América.Fue testigo del tercer viaje de Cristóbal Colón y puerto de partida y llegada de Magallanes y Elcano.
Su entorno medioambiental tiene al Parque Nacional de Doñana como emblema, al que se puede acceder cruzando el río Guadalquivir, y al Parque Natural y Pinar de La Algaida – una especie de anillo natural que conforman uno de los pulmones verdes de Andalucía, declarado por la Unesco como Reserva de la Biosfera en 1980.
A estos atractivos se suma su rica gastronomía, con productos tan destacados y exclusivos como el Langostino y la Manzanilla, un matrimonio perfecto que se extiende más allá de nuestras fronteras y que supone una de las razones por las que miles de turistas acuden cada año a la localidad.
La trascendencia histórica de Sanlúcar, cruce de camino entre culturas y antiguo puerto del comercio americano, se percibe a cada paso que se da a través de su tejido urbano. Los palacios, casonas nobles, construcciones defensivas y jardines históricos se mezclan con añejas bodegas, desde donde se desprende el suave aroma de la Manzanilla.
El Parque Nacional de Doñana, además de propiciar un turismo natural a lo largo de prácticamente todo el año, es además, una de las claves para la riqueza de la gastronomía sanluqueña.
Fenicios, romanos y árabes aportaron ingredientes a la cocina autóctona. La reconquista cristiana incentivó la producción del vino, que tras siglos de sabio quehacer, se consumó en la admirable diversidad de vinos actuales entre los que destaca la singular Manzanilla.
Amplia oferta gastronómica
La extensa oferta gastronómica de Sanlúcar se basa en tres importantes pilares: los productos de su huerta, los de sus bodegas, y las capturas de nuestro mar.
El pescado y el marisco de Sanlúcar, y de entre ellos el langostino, posee una fama que ha trascendido nuestras fronteras.
En Sanlúcar tienen tanta fama los propios productos como los platos elaborados con éstos, conformando su base culinaria ricos guisos de auténtico sabor marinero como la raya a la naranja agria, el rape al pan frito, la sopa de galeras, etc.
Estos platos se riegan generalmente con el vino local, la Manzanilla, así como otros tipos de vino de mesa, que son de menor graduación y más pálido color pero de singular sabor. Sanlúcar de Barrameda se integra históricamente en las Denominaciones de Origen Jerez, Vinagre, Brandy de Jerez y Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda.
Desde hace poco, la ciudad cuenta con un nuevo recurso enoturístico: el Centro de Interpretación de la Manzanilla (CIMA) donde se integran cerca de una veintena de bodegas de la ciudad y que, ubicado junto al mercado de abastos, ofrece al visitante la oportunidad de acercarse a conocer su proceso de elabora- ción y crianza de este singular vino.
El Langostino de Sanlúcar es uno de los reyes de la cocina gaditana, uno de los pro- ductos de la gastronomía local que ha saltado las fronteras para conquistar, no sólo los paladares de los miles de turistas que visitan anualmente el municipio, sino también los fogones de chefs de reconocido prestigio nacional e internacional, quienes lo han incorporado a su carta como producto estrella.
¿Qué tiene el langostino de Sanlúcar que lo hace tan preciado? La respuesta es fácil: su sabor, una propiedad que le confiere su hábitat: el estuario del Guadalquivir. Es un crustáceo que se consume principalmente fresco. Su carne es muy apreciada. Cocido, frito o formando parte de cualquier guiso de tradición marinera, es siempre una buena opción.